jueves, 22 de junio de 2017







CUIDADO FACIAL.PLANTANDO CARA AL ANTIENVEJECIMIENTO



Con el paso de los años, la piel empieza a presentar signos de envejecimiento.
A pesar de que es un proceso irreversible, la dermocosmética nos ofrece diversas alternativas para mitigar signos de la edad.

Gracias al uso de estos productos, la piel lucirá un aspecto mucho más joven y saludable. Y aunque la mejoría puede apreciarse en pocos días, lo ideal sería utilizar este tipo de cosméticos a partir de los 30 años, consiguiendo, así, una verdadera ralentización en este proceso.
El envejecimiento de la piel nos afecta a todos, pero es mayor o menor dependiendo de un conjunto de factores. Nuestra propia genética es fundamental, aunque situaciones de estrés, de excesiva exposición al sol o la contaminación y los cambios bruscos de temperatura, entre otros, aceleran el proceso.
Con el paso de los años, la capa externa de la piel se adelgaza hasta un 15%. 
La cantidad de melanocitos disminuye y los que quedan, aumentan de tamaño fabricando melanina de forma irregular, por lo que pueden aparecer manchas pigmentadas en las áreas expuestas al sol. 
La capa de grasa subcutánea que facilita el aislamiento también se adelgaza, reduciéndose así su capacidad para mantener la temperatura corporal.
También la secreción de las glándulas sebáceas disminuye con la edad. La falta de sebo afecta de manera especial a las mujeres a partir de la menopausia, causando gran sequedad de la piel y prurito. 
Por todos estos factores, las alteraciones de la piel, tanto las malignas como las benignas, se hacen más frecuentes a medida que envejecemos. Los efectos del sol, uno de los grandes enemigos de nuestra piel y son acumulativos.
Si somos bien conscientes de ello, la flacidez, las arrugas y demás manifestaciones del paso del tiempo sobre el aspecto de la piel (manchas) se pueden evitar, o retrasar, limitando la exposición al sol sin la debida protección y, a partir de una cierta edad, recurriendo a unos cuidados cosméticos especialmente concebidos para ello.
La edad ideal para iniciar el uso de cosméticos específicos antiarrugas se sitúa hacia los 30 años, aunque esto dependerá naturalmente de cada tipo de piel, y el modo de vida que se lleve.




Cada vez parece más evidente que el proceso de antienvejecimiento se puede retrasar, puesto que la edad fisiológica de la piel está condicionada solo en un 25% por la genética, y el 75% restante es esencialmente debido a nuestro estilo de vida.
Un estilo saludable consiste en cuidar nuestra alimentación, evitar el tabaco y el alcohol, hacer ejercicio físico moderado, protegernos adecuadamente frente al sol y agentes externos, dormir las suficientes horas, etc. 
En el caso de la piel, además de tener en cuenta todas estas medidas, nos podemos ayudar con los avances que la cosmética pone a nuestro alcance. La nutricosmética se ha revelado como un grandísimo aliado para atacar desde dentro fenómenos como la flacidez, las arrugas, el fotoenvejecimiento y tantos otros.






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